El nuevo cultivo de Maduro

  Repasemos la primera página del diario El Universal en esta mañana. El gran titular dice: “El gobierno planea elevar producción de empresas del estado. El Ministro para el Trabajo, Oswaldo Vera, aseguró que en el segundo semestre el Ejecutivo Nacional hará este anuncio teniendo como marco Mayo Productivo”. ¿Cuál es el detalle de esta declaración? Que no puede ser noticia lo obvio. No puede ser noticia que usted se levante temprano para ir a trabajar. No puede ser noticia que usted va a dar su mejor esfuerzo para cumplir con su deber. Pero ahora, para este ministro, es noticia que el gobierno planea elevar la producción de las empresas del estado. No debería ser noticia: las empresas en manos del gobierno deberían producir a toda capacidad como más o menos, en medio de las penurias y dificultades por la falta de dólares y materia prima, hace la empresa privada. Pero el gobierno anuncia que va a trabajar, que va a hacer lo que le corresponde. ¡Vaya noticia!

  Al lado de la anterior viene esta: “Jesús Silva pide resolver el problema de la escasez para evitar la derrota electoral”. Jesús Silva es un abogado constitucionalista que aquí presentan como ex militante del Partido Comunista y ahora del Psuv. Dice: “La guerra económica puede ganar próximos eventos electorales ya sean regionales, presidenciales, adelantadas o un referéndum revocatorio. A la gente no le interesa quien provoca la guerra económica porque afecta su calidad de vida. Lo mejor es resolverla porque el gobierno es el que pierde y la oposición la que gana”. El abogado, además, considera que el presidente Maduro debe reunificar al chavismo para que vuelva a ser un gran movimiento de masas. Da por sentado, pues, que el chavismo ya no es un gran movimiento de masas.

 ¿Dónde está el detalle? Silva parte de que, en efecto, hay un guerra económica y hay que ganarla, dice, porque hay que resolver el problema de la escasez, porque van a seguir perdiendo elecciones, sobre todo un eventual revocatorio que está a la vuelta de la esquina. Uno entiende que para el chavismo y sus militantes es dogma de fe asumir que hay una guerra económica, pero los que estamos al margen de los beneficios del poder, y de paso muy lejos del dogma, bien sabemos que tal guerra no existe. Lo que existe es un pésimo manejo de la economía por culpa de un modelo absurdo y anacrónico.

  Y, hablando de ese pésimo manejo de la economía y sin abandonar la primera página de El Universal, leo más abajo de lo anterior estas declaraciones del diputado Ricardo Sanguino: “Quisieran que Venezuela se declarara en default. Estamos teniendo el apoyo de países amigos para que salgamos adelante. Hay toda una política exterior enemiga hacia el país”. Luego afirma: “Ha habido problemas con el sistema financiero internacional para poder tener acceso al financiamiento”. ¿Por qué no explica, diputado, cuáles son esos problemas? Seguro dirá que es parte de una guerra internacional contra Venezuela. Pero el detalle, señor Sanguino, es que si usted es maula va a tener siempre dificultades de crédito, sea usted un país o sea usted una persona privada.

  A Sanguino también le citan en Efecto Cocuyo: “Las políticas públicas se desviaron tras la muerte de Chávez”. ¿Se desviaron ellas por su cuenta, como si fueran ríos salvajes? Leo textualmente: “Con la muerte del presidente Hugo Chávez se desataron los diablos de allá y de acá y se distorsionaron nuestras políticas. No se adecuó el aparato productivo en revolución y la economía se desarrolló como si fuésemos un país capitalista.” Y, además, esta perla: “No se puede culpar al gobierno de no producir alimentos”. ¿Y entonces de quién es la culpa? Vamos a sincerarnos, Sanguino: ¿de qué podemos culpar al gobierno? Por lo visto de nada.

  El señor Nicolás Maduro, a todas estas, se fue a la playa. Es normal que un venezolano vaya a la playa un domingo, pero él fue con toda la parafernalia gubernamental y sin traje de baño, al menos así lo muestran las fotografías. En el Nuevo País le vemos, siempre con un brazo en alto, llevando una supuesta “buena nueva”, acompañado por la primera dama, el vicepresidente y el gobernador Jorge Luis García Carneiro, entre otros altos funcionarios. Allí entregó unas bolsas de alimentos “bien resueltas”. Qué entiende el presidente por “bien resueltas”, qué tipo de alimentos contienen las bolsas, todavía no lo sabemos pero, evidentemente, se trata de una estrategia electoral ante un eventual revocatorio o cualquier otra circunstancia.

  Y, allí frente al mar, tal como luce en la fotografía de El Correo del Orinoco, con las olas a sus espaldas reventando contra las rocas y de nuevo el brazo en alto, soltó este magno anuncio: “Maduro convoca a cultivar una nueva ética”. Así, como usted lo lee. Después del fracaso de los múltiples cultivos que ha propuesto, ahora se le ocurre cultivar algo tangible y urgente como una nueva ética. “No podemos aceptar que la corrupción sea normal –arguye el presidente- No podemos aceptar que sea normal lo que destruya la patria, lo que destruya nuestro pueblo.” Y de paso –y así lo citan en el 2001-: “La corrupción es de capitalistas no de socialistas”. Pues para tomarle la palabra, señor presidente, déjeme decirle que usted no está rodeado de socialistas sino de capitalistas, porque, por lo visto, su gobierno está lleno de corruptos.

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