¿Más allá del sentido común? – Luis Vicente León

Por: Luis Vicente León

¿Conviene esa estrategia que tanto defienden quienes ya nolvl aguantan más?

Le oí a @carlosjimenez hablar sobre las cosas que nos enseñan las crisis y la que más me llamó la atención fue una que comparto plenamente: el sentido común, sin análisis profundo de data, estudio de casos y control de las emociones, no es suficiente para tomar decisiones inteligentes.

Analicemos, por ejemplo, las parlamentarias. Si suponemos que la oposición gana al menos la mayoría simple, esto cambiaría la relación de fuerzas políticas del país. Pese a ser un régimen presidencialista, la Asamblea tiene potestades que podría usar para fortalecer el poder de negociación de la oposición. Entre ellas la aprobación del presupuesto. Y si extremamos el análisis, es posible incluso que se plantee un conflicto institucional que debilite el poder del gobierno. Algunas personas salivan ante un escenario que podría derivar en la desestabilización política o presiones para que el gobierno cruce la frontera de la radicalización. O podrían estar pensando que esa derrota sería demoledora para el Presidente en términos de su percepción de fuerza y poder, resquebrajando la unidad interna del chavismo, poniendo en aprietos el respaldo de las instituciones a él. Pero además sentir que es el momento del referéndum revocatorio, al verse desnuda la baja popularidad presidencial y el deseo de cambio de la sociedad. Los números no le darán a Maduro para ganar ese referéndum y sólo trataría de evitarlo, algo que se le complica precisamente cuando se muestra disminuido en la elección previa. El sentido común diría que la oposición, como dicen los españoles, debe ir a por él, y tratar de provocar el cambio cuanto antes. Y si ocurre ese proceso, la oposición podría materializar su sueño y provocar luego una nueva elección, donde difícilmente el chavismo ganaría. Suena bien, ¿no? Pero, ¿qué pasa si el gobierno, en pleno conflicto institucional, disuelve el Congreso o plantea un debate distinto, incluyendo la decisión de impago de deuda externa bajo la tesis de que es imposible hacerlo con una Asamblea que no le da recursos y culpa a la oposición del bloqueo y la crisis derivada de esa acción? La sampablera que nunca sabes cómo termina… ni en manos de quién.

Pero regresemos al escenario optimista para la oposición y ésta gana el referéndum y la elección, ¿no deberían estar felices quienes promueven el cambio? Depende. Lo celebrarán esa noche con bombos y platillos (merecidamente). Pero, ¿qué pasa la semana después si no han negociado con el poder actual? ¿Quién se comerá los costos de un modelo de ajuste indispensable que la gente interpretará como un deterioro mayor de su vida en el corto plazo? ¿Cómo evitan que el sector militar, sintiéndose amenazado y sin puentes de negociación inteligentes, actúe para defenderse?

Y entonces, aún sabiendo que podrían ganar ¿conviene esa estrategia que tanto defienden quienes ya no aguantan más? No se trata de poder o no. Se trata de si es estable o no.

Más allá de lo emocional, el escenario estable sería una oposición que, ganando la Asamblea, usa su poder para presionar la negociación que le obliga al gobierno a cambiar. A adoptar las medidas económicas que si la oposición adoptara estrenando el poder, no duraría ni lo que espabila un loco. Que obligue a Maduro a aceptar cambios políticos relevantes para no salir del poder antes de tiempo y que sirva la mesa para el rescate de la democracia real. Y mientras tanto, la oposición construye las alianzas necesarias para tener un gobierno sólido, nacido de una elección cuando corresponda y las medidas indispensables hayan sido tomadas por quien ocasionó la necesidad de aplicarlas. Como ven… los retos podrían ir más allá del aparente sentido común.

@luisvicenteleon

luisvicenteleon@gmail.com

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