Por: Carlos Nieto Palma
Pran, aunque es un término originariamente carcelario en Venezuela, en la actualidad se ha popularizado y hoy en día hablamos de pranes en distintos sectores externos a los recintos penitenciarios, todos vinculados al mundo de la delincuencia y el crimen.
El pran es el líder negativo de la cárcel y quien en realidad lleva el control total de lo que se hace dentro de ellas, controlan todos los negocios que se hacen dentro de las cárceles desde el cobro de la “causa”, que es una especie de vacuna que se les cobra semanalmente a cada recluso para su protección dentro de la cárcel, el ingreso de armas, drogas, alcohol, teléfonos celulares, la prostitución, la extorsión y planificación de robos, secuestros y sicariatos coordinados desde la cárcel por ellos y bandas externas que están bajo su control y trabajan coordinadamente.
Los pranes en las cárceles cuentan con un equipo de trabajo que los llaman “luceros” y todos en conjunto forman parte de lo que llaman el “carro”, estos en conjunto forman una especie de Estado paralelo que funciona dentro de estos recintos y con un poder mayor que el de las verdaderas autoridades del penal, que son simple figuras decorativas sujetas a las ordenes del pran.
No se tiene claro el origen de la palabra pran, pero algunos estudiosos que se han dedicado a investigarlo dicen que viene de las cárceles puertorriqueñas donde se da el mismo significado de aquí y nace de la palabra inglesa “pram” que significa coche de niños. Hay otros que dicen que la palabra pran viene de las palabras preso-rematado-asesino-nato, definición que de manera particular difiero en su totalidad porque, al ser un término creado por los propios reclusos y conociendo un poco la forma de pensar de nuestros privados de libertad, estos no se autocalifican de esta manera para ellos denigrante.
En las cárceles puede haber uno o varios pranes de acuerdo con la estructura de la cárcel y llegan a este cargo en la mayoría de las veces por tener el mayor prontuario delincuencial en su vida fuera de las rejas, lo cual les da prestigio entre los mismos reclusos.
Los pranes en realidad son de reciente creación, no más de 12 años tiene esta figura dentro de nuestras cárceles, aunque anteriormente los llamaban “volanteros” pero no tenían un poder y una organización tan grande como la que tienen hoy en día; hace 20 años existían reclusos con poder económico que, pagando, conseguían tratos especiales dentro de las cárceles, lugares privilegiados, reclusos que le servían, drogas, en algunos casos un arma, pero no tenían control de los recintos carcelarios y su poder funcionaba basado en comprar funcionarios y reclusos para su comodidad personal.
Tenemos pranes famosos y que han hecho historia dentro del penitenciarismo venezolano, basta recordar al conocido “Wilmito”, quien durante mucho tiempo fue el mandamás de la cárcel de Vista Hermosa y hoy está en la cárcel de Tocorón un poco más de bajo perfil; cómo olvidar al “Conejo” jefe máximo de la cárcel de San Antonio en la isla de Margarita, ya en libertad plena, que hasta una foto se tomó en su cuarto sentado en una cama con la ministra para el Servicio Penitenciario, Iris Varela, foto que recorrió el mundo a través de las redes sociales; también el “Niño Guerrero”, que controlaba la cárcel de Tocorón y hasta un romance tuvo con una actriz de televisión y logró escaparse por la puerta principal sin ningún tipo de problemas. Tampoco podemos dejar de recordar a los famosos “Oriente” y “Yoifre”, pranes en la cárcel del Rodeo II y que en el año 2011 protagonizaron la toma del penal por casi un mes y que obligó al Estado a negociar el fin del conflicto, ambos ahora están en la Comunidad Penitenciaria de Coro.
Particularmente pienso que los pranes fueron creados por los mismos funcionarios de prisiones y de la Guardia Nacional, que son los proveedores principales de todas las sustancias ilícitas que entran en los recintos carcelarios, como armas, drogas, alcohol, teléfonos celulares, etc., que necesitaban tener dentro de la cárcel una figura única con la cual negociar y que estos fueran sus intermediarios con los reclusos. Hay que recordar que las “mafias carcelarias” están compuestas por funcionarios del Ministerio para el Servicio Penitenciario, guardias nacionales y los pranes con sus luceros; si no tuvieran quien los surtiera de sustancias ilícitas que mercadear con los presos, no existieran estos pranes.
Los pranes siguen y seguirán existiendo mientras las cárceles sean un negocio productivo para los corruptos, así nos quieran vender la falsa idea de un “nuevo régimen penitenciario” o “cárceles recuperadas”.
@cnietopalma