La bola de Cristal 2015 – Alberto Quirós Corradi

  Alberto fue un buen hombre. Brillante, inteligente y con capacidades gerenciales superlativas. Coronó muy joven en la industria petrolera privada y luego de la nacionalización siguió cosechando éxitos. Su paso por El Nacional le brindó una pasión que le acompañaría por el resto de sus días: el periodismo. Así se convirtió en un columnista de lectura obligada para todos los dolientes del país. Ahora se nos ha ido. Oportuno, entonces, recordarlo con el que fue el último de sus artículos. Sus predicciones -terribles pero harto lúcidas y sensatas- para el 2015 publicadas, paradójicamente, en el Día de los Inocentes. Descansa en paz, buen amigo. cmr.

La bola de cristal 2015 

Por: Alberto Quirós Corradi

Por mucho tiempo publiqué mis predicciones para el año próximodescarga (6) donde analizaba lo que sucedería en varios sectores del país. La crisis por la que atraviesa Venezuela me obliga a retomar el tema para anticipar lo qué sucederá en el 2015.

Economía. Todos coinciden en que será un año de alta inflación, desabastecimiento, escasez de divisas, bajos precios del petróleo, corrupción, gerencia pública deficiente, baja productividad, desempleo creciente, aumento del sector informal, más pobreza, clase media castigada, etc. Sobre esto los economistas serios, puntos más, puntos menos, están de acuerdo. Muy pocos creen que el régimen tomará las medidas necesarias para enfrentar el desastre económico y aunque lo hiciera y procediera inteligentemente a desmontar los controles de precios y de cambios, unificar el dólar, reducir el gasto público, dejar de imprimir dinero inorgánico, acabar con la corrupción y el contrabando, 2015 será un año muy difícil de administrar. Hágase lo que se haga la inflación será alta y habrá desabastecimiento por la sencilla razón de que el país no podrá, en un año, aumentar, adecuadamente, la generación de bienes de consumo ni la productividad, ya que no habrán divisas para importar lo suficiente para inundar el mercado y hacer que la oferta sea superior a la demanda. Además, habrá que devaluar bajo cualquier escenario. El dólar a 6,30 bolívares ya es un chiste malo. Lo trágico de 2015 es que no importa lo que el régimen haga, afectará negativamente a todos los ciudadanos: a los pobres, la clase media, los empresarios, los trabajadores, los informales, los desempleados, los pensionados y jubilados, los niños y adolescentes. Las consecuencias de las medidas que tome el gobierno se verá en 2016 cuando podría empezar la recuperación económica del país, de haberse tomado las medidas correctas en 2015 y resistir sus negativos efectos.

Política. La gran pregunta es si el régimen aguantará el año 2015, que independientemente de lo que haga será, en términos sociales, inmanejable. Y que nadie se alegre por los problemas que tendrá que enfrentar el gobierno. Son los mismos que le dificultará gobernar a cualquiera que se siente en Miraflores. Los corruptos e ineptos de hoy nos han llevado a una situación bajo la cual no hay recuperación posible sin pasar antes por peores momentos donde los ajustes del gasto público que habrá que realizar, por mucho empeño que se ponga, afectará a todos, en especial a los que menos tienen y a la clase media baja. Todo lo anterior apunta a que en 2015 habrá un cambio político en Venezuela que, probablemente, será provocado por algún sector del mismo régimen. Maduro, como ya hemos observado, no tiene la menor posibilidad de un 2015 exitoso. ¿El sector político, la ciudadanía y la Fuerza Armada, le concederá otro año de aparente fracaso? Por donde se le mire suenan truenos inconstitucionales.

Inseguridad. El crimen mayor de este régimen ha sido corromper a la sociedad, no solo en el latrocinio, sino, peor aún, en la destrucción de valores. La vida no vale nada, se mata por un par de zapatos y a veces por el aparente gusto de terminar una vida. Se irrespeta y se hace burla del talento y del conocimiento. Se acusa y se descalifica al ciudadano sin pruebas y luego se encarcela. Como los líderes oficialistas son visiblemente corruptos, el mal ejemplo los ha convertido en una sociedad de pillos. Ese desbalance moral y ético será lo más difícil de rescatar. El dinero, por los precios del petróleo y por nuevas inversiones, podrá reconstruir la planta física del país, pero ¿cómo hacer para que el ciudadano prefiera el trabajo a la dádiva, el ingreso honesto a la corrupción, el respeto a la idea de otros? Entender que el funcionario público es un servidor de los ciudadanos, en otras palabras, el mandatario no es mandante y que la vida y la libertad son más fuertes que cualquier poder.

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