Sólo con su bigote

  Ayer, 17 de diciembre de 2014, fue sin duda un día histórico. Estados Unidos y Cuba decidieron reanudar relaciones diplomáticas. ¿Cómo lo reseña parte de la prensa venezolana? Tal Cual: “Ya era hora”. “Cosa más grande”, titula con humor e ironía Últimas Noticias. El Nuevo País: “Rusia colapsa y Cuba capitula” En El Mundo: “Despejan camino hacia Cuba a las empresas de Estados Unidos”. El Nacional: “Barack Obama y Raúl Castro enmiendan un error de 54 años”. Titular acertado. Recordemos.

  Estábamos en uno de los momentos más duros y difíciles de la Guerra Fría. Año 1960., se impone el embargo comercial a Cuba, con la idea de asfixiar esa cabeza de playa del comunismo soviético en nuestro continente. Al año siguiente, en 1961, se rompen definitivamente las relaciones. La idea de Estados Unidos era aislar por completo a Cuba para que así colapsase el régimen. Sin embargo, al año siguiente, en 1962, se da la crisis de los misiles, cuando el mundo todo estuvo en vilo ante el eventual estallido de una tercera y definitiva guerra mundial, la guerra nuclear. Luego del bloqueo naval a Cuba impuesto por Kennedy, Nikita Jrushchov decide retirar los misiles que estaban en la isla, a cambio de la retirada de los satélites de espionaje en norteamericanos en Turquía, y a cambio también de algo muy importante: que más nunca Estados Unidos intentase derrocar o intervenir en la revolución cubana.

  A partir de ese año 62 -52 años ya a la fecha- Cuba quedó por la libre. El embargo nunca funcionó, todo lo contrario, sirvió para que la dictadura comunista de Cuba pudiera afianzarse y tener así la gran excusa para todos sus fracasos económicos.

  Barack Obama ha reconocido recientemente que Estados Unidos quedó aislado en su política de aislamiento. Ningún país del mundo terminó acompañándolo. Ni siquiera su socio incondicional, el Reino Unido de la Gran Bretaña, estuvo con ellos en esto. Por eso, en la campaña electoral del 2008, ya Obama había prometido reanudar las relaciones con Cuba. Ahora por fin cumple la promesa.

  Se ha comentado mucho que, ante la debacle de la economía venezolana -de la cual ha vivido Cuba en los últimos tres lustros-, cuando ya está prácticamente seca la otrora generosa teta, la revolución cubana ha empezado a buscar otros aliviaderos para su maltrecha economía. Están por firmar un acuerdo el año entrante con la Unión Europea, y ahora viene el anuncio de esta nueva relación con Estados Unidos. Como bien dice El Mundo: “Despejan el camino hacia Cuba a las empresas de Estados Unidos”. O como lo subraya El Nuevo País: “Cuba ha capitulado”. Así es: la revolución se rindió.

  A partir de este momento el capitalismo puro y duro va a entrar con todo su arsenal en la isla cubana. ¿Sabe usted lo que significa que un americano vaya con su tarjeta de crédito y esta le funcione en Cuba? Imagínese la sacudida, el terremoto económico, psicológico y cultural que va a representar para una población con 53 años de penuria y dictadura a cuestas.

  A todas estas, ¿cómo quedamos nosotros luego de esta decisión crucial? Magnifico e irrepetible el titular del diario La Verdad, en Maracaibo: “Cuba nos deja con cara de bolsas. El gurú ideológico de Venezuela reanuda relaciones diplomáticas con Estados Unidos, justo cuando Caracas pretendía incendiar todos sus puentes con Washington.”

  Acá hay varios detalles. Las conversaciones fueron secretas, fueron llevadas adelante con mucho tino y acierto por el Papa Francisco. Ayer un magnifico tuit de Elías Pino Iturrieta decía: “¿Cuantas divisiones tiene el Papa?, preguntaba Stalin. Obama y Raúl Castro le pueden comentar algo al respecto.” El Papa fue el artífice final y definitivo de todo el acuerdo. Tienen más de un año discutiendo en serio. Pregunto: ¿El señor Raúl Castro le informó al señor Maduro todo lo que estaba haciendo? Uno sospecha que no. Porque, curiosamente, en todos estos tiempos de madurismo, el joven presidente venezolano ha acentuado su retorica encendida contra Estados Unidos. Recordemos que hace unos días, a propósito de la cumbre del Alba, Maduro fue a Cuba, firmo 62 acuerdos económicos (que, por cierto, ni usted ni yo, estimado lector, conocemos) y después de regresar de Cuba, dijo esa perla con relación al tema de las sanciones: que los americanos podrían meterse su visa por donde usted y yo sabemos.

  Después de esa vulgaridad, Maduro estaba, como bien dice La Verdad: “dispuesto a incendiar todos sus puentes con Washington”. Soltó inclusive que la Fuerza Armada Nacional Bolivariana y el pueblo en armas eran la garantía para defender la soberanía de la patria de Bolívar. Prácticamente una declaración de guerra; en chiquito, pero guerra al fin.

  Uno sospecha, entonces, que Raúl Castro no le dijo nada de nada al señor Maduro. De ahí el titular de La Verdad. ¿Qué hace ahora Maduro? Después de insultar a Obama, ayer ya lo calificaba de “Presidente valiente”. Ahora sí Obama es un presidente con todas sus letras, digno y valiente además.

  Esto da vergüenza. Los cubanos dejaron a Maduro agarrado de la brocha. Una vez que lo secaron ya lo botan. Lo dejaron en el aire, en el desamparo, sólo con su bigote.

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