La noticia llegó temprano. Apenas preparábamos todo para el programa, ya corría por el Twitter la información: Liberado el diplomático costarricense. Además, la información traía lo siguiente: en perfecto estado de salud, bueno y sano.
¡Ah caramba!… ¡Qué bueno!
Porque, en medio de todo, nos hemos vuelto una sociedad tan resignada que uno se entera que secuestraron a fulano, fulana, pero no le hicieron nada. La liberaron, se pagó el rescate pero no le hicieron nada ¡Qué bueno! ¡Menos mal! ¡Gracias a Dios!
En fin, ya damos como un hecho que es normal que te secuestren y, ¡caramba!, qué milagro cuando puedes, después de la terrible e infernal experiencia que supone un secuestro, volver con los tuyos y regresar completo, intacto, bueno y sano, sin mayor humillación, sin mayor vejación.
Es una pena que ésas sean nuestras victorias cotidianas. Es una pena que el Gobierno diga: “Apareció ya lo liberaron, gracias a la presión policial”, según declara el Ministro El Aissami. ¿Pero no hubiese sido preferible que gracias a la presión policial y hacer bien su trabajo, no lo hubieran secuestrado en ningún momento ni haberle hecho daño alguno?
Un alto funcionario del gobierno, del PSUV (digamos la más alta autoridad del PSUV en Venezuela, porque la más alta no está en el país) dijo que “le llamaba la atención”, así como levantando un manto de sospecha sobre los incidentes que está viviendo el cuerpo diplomático, los incidentes con el hampa. Pero es que no hay casualidad alguna, el cuerpo diplomático vive en nuestro país y en nuestro país estas son cosas de todos los días.
El diario Tal Cual titula hoy: “El hampa no cree en la inmunidad diplomática”, o como titula hoy en grande La Verdad en Maracaibo: “Los diplomáticos extranjeros sufren el drama de un país”. Porque, además, agréguele usted a este caso que asaltaron la residencia del embajador de México, el mismo que fue secuestrado hace un mes o par de meses a lo sumo.
Estos casos no forman parte de una campaña siniestra, sino que por tratarse de figuras diplomáticas trascienden de inmediato. Pero eso es lo que le está pasando a todo el país independientemente de clases sociales, de la zona donde usted viva, en Caracas o en cualquier otra ciudad del país. Eso es lo que nos está pasando.
En medio de esta situación espantosa acabamos de ser castigados por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
Nos hemos vuelto una sociedad muy triste, una sociedad que dice: ¡caramba, me secuestraron, pero aquí estoy completico, no me hicieron nada!
Será mejor decir: no me hicieron nada más.
Gracias a Dios, el diplomático está a salvo y el caso está siendo investigado por un competente equipo de funcionarios policiales que no descansará hasta conseguir a los culpables. Mientras tanto, estadísticamente hablando, habrán ocurrido 10 secuestros express, 90 homicidios y 1200 atracos a mano armada y 120 hurtos de vehículo de los cuales los escribientes de la Policiía habránm tomado la debida nota para pasarlos al archivo muesto
Tan real y triste a la vez