Patria,Corrupción y Papel Toilet

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  Alguna vez leí que uno de los principales inconvenientes del régimen, una de sus notas más nefastas, era la cursilería. Este es un régimen cursi, y eso lo han evidenciado ampliamente a lo largo de todos estos años. Sus puestas en escena, sus acciones públicas, son dignas de esos altos actos culturales de los que tanto se mofó José Ignacio Cabrujas en su obra dramática.

  Ayer tuvimos algo de eso, pero con un tonito quizá ya un poco más subido. En El Nuevo País aparecen dos guerreras decimonónicas, un tanto frondosas de pecho, pechos que se notan porque en realidad los tienen al aire, solo que están pintadas con esta moda del body paint con una especie de casacas guerreras, a la usanza de principios del siglo XIX. Tienen como unas espadas de plástico, eso pareciera que es la revolución: plástico, pintura, fantasía, falsedad, nada real, nada sustancioso en el fondo.

  En el acto de ayer, ¿el homenajeado fue el ejército? No. ¿La conmemoración de la Batalla de Carabobo? Tampoco. El acto de ayer fue para Hugo Chávez. Porque es necesario aferrarse siempre a Hugo Chávez por parte de Nicolás Maduro. Es lo que le queda. Nos viene la imagen aquella de ese refrán tan popular, tan elocuente que dice: “se llevaron la escalera y me quede agarrado de la brocha”. Pues Maduro tiene que agarrarse de lo que sea, Chávez incluido.

  En el Tal Cual leo: lo de ayer fue algo singular porque es el primer desfile militar sin Chávez en 15 años. Dice: Durante el acto conmemorativo Maduro condecoró a oficiales y reiteró quetenemos patria, que nadie se equivoque, que lo demuestren nuestras tropas al que esté equivocado” mostrando los dientes castrenses. No preguntó si eso era preferible a tener papel toilet como lo dijo Jaua y nos recuerda que fue el primer desfile encabezado por un civil.

  Recordemos que el señor Jaua tuvo esa ocurrencia: ¿qué prefieren ustedes patria o papel toilet? Es lamentable su torpeza, pero la respuesta es evidente: ante las urgencias diarias hay una única opción.

  Cuando decía que todo suena como cursi, como montaje de modesto acto cultural, todo suena a charada. Ayer Maduro insiste subiendo el tono en que hay que levantar una guerra contra la corrupción. Y resulta que esta guerra contra la corrupción también luce como algo de charada. El señor Samán al frente del Indepabis -a quien Sergio Dahbar definió aquí como una suerte de Savonarola- ha lanzado ya una ofensiva contra la corrupción. Pero para la descomunal corrupción que se ha vivido en estos tres lustros, las acciones de Samán sólo parecen apuntar a los nuevos chinitos de Recadi, cuando todo el mundo sospecha dónde están los verdaderos casos, los gruesos casos de corrupción. Hacia allá no apuntan los cañones verbales del señor Maduro.

  Pues será hora de que lo empiece hacer si quiere mantener, todavía, aunque sea una pizca de credibilidad.

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