No había cumplido una semana de haberse juramentado como Presidente de la República y ya estaba viajando a Cuba. Un poco más de recato le hubiese pedido cualquiera. A lo mejor si alguien sensato dentro del régimen le hubiera dicho aguántate quince días o veinte días… Mas no. Hubo desespero en salir a Cuba. En las redes sociales el viaje fue de inmediato criticado. ¿A qué va? ¿A coger línea? ¿A recibir instrucciones?
Lo cierto es que fue a dar más plata.
Hoy leemos esto en El Nacional en primera página: “Venezuela firmó acuerdos con Cuba por 2 millardos de dólares”. Cuando se dice se firman acuerdos con Cuba por esta cantidad de dinero, usted entiende quién pone el dinero.
La nota de la Agencia Reuters desde La Habana dice: Nicolás Maduro prometió una inversión conjunta de casi 2 millardos de dólares en los proyectos que Venezuela y Cuba desarrollaran este año para profundizar la alianza estratégica que su antecesor Hugo Chávez forjó con el gobierno de la isla. En su primer viaje oficial al extranjero, Maduro se reunió el sábado con el Presidente Cubano Raúl Castro y su hermano Fidel. “Estamos aprobando un monto importante de inversión conjunta”, dijo luego de la firma de 51 proyectos.
Reconoce en esa primera persona del plural que la decisión la tomaron entre los tres, y, conociendo ya al señor Maduro, y conociendo a los otros dos -viejos y zamarros- sabemos muy bien de quién fue la decisión.
Sigo leyendo: Las iniciativas abarcan áreas como alimentación, cultura, comunicación, construcción, deportes, educación, energía, salud y transporte. También se firmó un acta para profundizar las relaciones de integración y coordinación de misiones sociales.
¿Esto último como debemos entenderlo? Maduro, que no dio detalles sobre el origen del financiamiento, invocó a Chávez para justificar el reforzamiento de la alianza con Cuba: “No le podemos fallar a su sueño de ver nuestras patrias convertidas en un solo pueblo unido”. Allá va todo, allá va la Cubazuela o Venecuba.
Ahora, hablando del pudor -si hay algo de pudor y recato- y ya que somos nosotros los que ponemos el dinero, ¿no podrían entonces venir los cubanos y que las cosas se hiciesen acá? Pero no, tuvo que salir corriendo, sin haber tenido una semana de juramentado, a la isla. ¿A qué? Ya lo vio, un viajecito que nos costó, a usted, a mí, a todos, dos mil millones de dólares.
PS: El ABC de Madrid destaca en su edición de hoy que, después de cinco horas de reunión con Fidel y Raúl, en La Habana, en cuestión de minutos Tibisay Lucena anunció, en Caracas, que la auditoría no se realizaría tal y como la había solicitado la oposición.