Ayer nos preguntábamos ¿a dónde vamos a llegar? Hoy la angustia y la incertidumbre permanecen, aunque pareciera que ya llegamos al llegadero. A ver, repasemos el día de ayer.
Una rueda de prensa cargada de cinismo por parte de la Fiscal Luisa Ortega Díaz, a propósito de los jóvenes torturados en Barquisimeto -como lo definió acá Liliana Ortega-. Dice la Fiscal Ortega: “Esta información es falsa, porque en Venezuela no se maltrata a las personas que son privadas de libertad, a las personas que fueron aprehendidas se les respetó y se les garantizaron todos sus derechos”.
Señora Ortega, ¿dónde vive usted? Ocurre que usted se sienta al lado de una señora -que supongo es su amiga-, Iris Varela, y sabe bien todo lo que ha ocurrido durante la estadía de esta señora al frente del Ministerio de las cárceles. ¿Con qué tupé dice usted, entonces, que aquí no se maltrata a las personas privadas de libertad? Estamos hablando en ese caso de delincuentes comunes, pero en el de estos muchachos la situación se agrava porque estaban presos por razones políticas. Se les disparararon a quema ropa perdigones, allí están las fotografías. ¿O es que usted tampoco ve fotografías? Pero eso fue sólo un incidente.
Otro. Aparece Nicolás Maduro prometiendo estabilidad absoluta a empleados públicos, cuando hay toda una cacería de brujas contra todos esos empleados que, saben ellos, ya no están con el chavismo porque votaron por Capriles. El Ministro Ricardo Molina tiene el tupé de decir que sus declaraciones fueron citadas fuera de contexto. A ver, si algo tenían esas declaraciones, Molina, era contexto. Ahí hay un video, usted tiene unos trabajadores que, además, de una manera bastante ruin, le aplauden y celebran que usted va a botar a los que no están con la revolución.
Pareciera, de verdad, que este grupo que está gobernando asumiera no que los 7 millones y medio de venezolanos que votaron por Capriles son imbéciles, sino la totalidad del país. Porque éste ya no es un problema del chavismo contra la oposición, esto ya es el país todo versus un grupo que se empeña en llevarnos por un despeñadero.
A todas estas ayer habla Henrique Capriles. Frente a una circunstancia como la que describimos, frente a voceros de esta categoría que dicen tal cantidad de pamplinadas, Capriles tuvo que hablar con una crudeza impresionante, por la calle del medio. Y fue entonces cuando dijo la verdad meridiana que flota en el ambiente y que para todos ya en Venezuela es un hecho.
“Porque la verdad del tamaño de nuestro país es que ustedes se robaron las elecciones, esa es la realidad. Ustedes se robaron este proceso electoral, y son ustedes los que tienen que explicarles al país y al mundo… Y con todas estas amenazas y con toda esta situación, una cadena que hubo ayer que es una infamia, lo que ustedes están tratando de hacer es desviar la atención…”
Y lo peor ocurrió cuando Capriles, declarando esto -que solo es recogido en vivo por Globovisión-, es víctima de una decisión por demás infeliz, torpe, casi de muchachito malcriado: el Gobierno decide repetir la cadena.
El cacerolazo fue espontáneo en todo el país.
Ante esto Capriles lanzó el ultimátum: Hoy, jueves 25, él espera una respuesta del CNE. Porque como dice el editorial de El Universal: “Pedimos auditoría y no una mamarrachada”.
A ver… Repitamos la pregunta (¡hay que contener la respiración!): ¿A dónde vamos a llegar?
Capriles dio un ultimátum y por el otro lado el régimen amenaza con ponerlo preso. Inminente choque de trenes en la cercanía.
¿Esas son las dos únicas opciones que les quedan a los venezolanos? La salida para ninguna de las dos luce buena.
Yo veo como unica salida el articulo 350
Las vías legales hay que agotarlas. Veremos hasta donde llegan los tramposos. Nuestro dolor clama ante el Trono de Dios. De la Justicia Divina, nadie escapa. Oremos sin cesar a La Virgen María de Coromoto y a la
Divina Misericordia, por nosotros y por nuestra amada patria, Venezuela.